Todos los seres vibramos de manera diferente. Cuando estamos bien, irradiamos a nuestro alrededor una atmósfera de paz y orden. Al vibrar en negativo esas energías escapan de nuestro cuerpo y se instalan allí donde estemos.
Hay personas perceptivas que sienten las vibraciones de un lugar ni bien ingresan a él. Estas percepciones de "otro tipo" provienen de sentidos que están más allá de los 5 habituales, que todos poseemos aunque no siempre todos los desarrollamos: debemos prestar atención a dichas sensaciones, ya que nos permitirán protegernos y actuar para hacerlo sobre nuestras familias o espacios compartidos.
Nuestro aura se encuentra permanentemente en contacto con otras, y, ni bien lo hace, una corriente es recibida a través de ella e ingresa en nuestro sistema nervioso.
Si estuvimos en contacto con alguien positivo, absorbemos esa vibración y nos nutrimos de ella generando felicidad en nosotros; si por el contrario esa influencia fue negativa, también quedará instalada en nosotros.
El cuerpo energético, constituido por el aura, los chakras y meridianos (nadis), contiene energía vital.
El aura es una capa protectora que nos cuida para que no perdamos demasiada energía y rechaza las influencias externas indeseables. Preserva nuestra identidad al impedir la fusión con otros sistemas energéticos. Para que ésto sea posible debe envolver todo el cuerpo y tener un contorno resistente y grueso (Fons Delnooz- Manual de Protección Energética).
Hay ejercicios sencillos que podemos aprender que nos ayudan a protegernos de los ataques psíquicos, aumentan nuestra capacidad de auto defensa y a la vez amplían nuestra sensación de bienestar.
Imagen tomada de la web.
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